La base de cualquier entrenamiento de un animal salvaje consiste en mantener al animal en un estado constante de sumisión y miedo a su entrenador. Los métodos para conseguirlo suelen implicar violencia física y verbal.
En el caso de los chimpancés, por ejemplo, el entreno empieza de forma paulatina a partir del primer año y según va creciendo, se le exigen trucos más complejos que van a requerir mayor esfuerzo. En el caso de los elefantes, una práctica común es el uso de descargas eléctricas.
Otro método de entrenamiento muy recurrente –ya sea para circos o para publicidad, cine, televisión o espectáculos– es el chantaje, que consiste en mantener a los animales en un estado de hambre constante para que luego actúen a cambio de comida.
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Las personas tendemos a atribuir a los animales características que son propias de los humanos, no de los animales de otras especies. Este fenómeno se conoce como antropomorfización. Así, expresiones que a nosotros nos parecen sonrisas o gestos de felicidad, pueden no tener ningún significado para ellos, ir en contra de su lenguaje corporal o social e incluso ser muestras de miedo. El ejemplo más claro es la sonrisa del chimpancé, que en realidad es una mueca de pánico. O la sonrisa del delfín que es solamente la forma de su mandíbula.
Muchos entrenadores que alegan tener una relación especial con sus animales y afirman que se encuentran felices y en condiciones óptimas, han sufrido graves ataques. Algunos incluso han muerto. La realidad es que, aunque les separan de sus madres para ser criados por las personas y forzados a obedecer a los humanos, llega un momento en que -alcanzada la madurez sexual- se acentúan sus instintos y su frustración, por lo que suelen volverse agresivos. Para controlarlos, se les mutila, se les seda o se les obliga a pasar hambre.
Además, ciertas especies, como la mayoría de primates o los elefantes, son altamente sociales y necesitan la compañía de otros individuos de su especie, y sin embargo en esta industria se les obliga a vivir en soledad. Este mero aislamiento ya es maltrato psicológico que provoca estrés y sufrimiento a los animales.
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