Se pone en riesgo tanto la vida del animal que se escapa como la de las personas que pueda encontrar a su paso, ya que muchos animales son potencialmente peligrosos. Para mantener la seguridad pública, y como no existen protocolos oficiales de captura de animales escapados, los acaban matando en vez de anestesiarlos con dardos.
Si consigue escapar, supone también un peligro para el animal, que puede no sobrevivir y fallecer por desnutrición, deshidratación, no aclimatación al nuevo hábitat, atropello, enfermedad, etc. También pueden suponer una amenaza para la fauna autóctona, por la transmisión de enfermedades, la competición por los recursos o la depredación.