La mayoría de los animales salvajes utilizados en publicidad, cine y TV han nacido en cautividad, pero en ocasiones –como ocurre por ejemplo con los elefantes– han sido capturados de su habitat natural.
Muchos animales provienen de circos, zoológicos o colecciones privadas que los alquilan para sacarse un dinero extra. Además, en los últimos años, han proliferado las empresas dedicadas al entrenamiento y alquiler de animales para filmaciones. Algunas de ellas tienen denuncias por falta de licencia o por maltrato de animales.
Estos animales son obligados a vivir para siempre en cautividad y, en la gran mayoría de casos, en condiciones muy duras. Lo más probable es que desarrollen problemas físicos y psicológicos y muestran comportamientos típicos de la ansiedad o el estrés.
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