Las personas van al zoo porque les gustan los animales. Quieren pasar un día agradable al aire libre, ver a los animales y, en muchos casos, entretener a los más pequeños de la casa.
Pero lejos de lo que podamos pensar, ir al zoo solo sirve para perpetuar una forma desigual, desfasada y poco ética de relacionarnos con los animales. Afortunadamente, cada vez existen más alternativas para poder conocer cómo son los animales. Las más comunes son: la observación en su hábitat natural y el uso de las nuevas tecnologías.
No es necesario condenar a los animales a una vida de cautividad, en la que nunca podrán desarrollar muchos de sus comportamientos naturales. La imagen que un niño o una niña se lleva del animal de un zoo tampoco corresponde con la imagen real de la especie en su hábitat.
Además, la Ley de zoos especifica que las razones de mantener animales en cautividad son la conservación, la educación y la investigación. Aunque casi todos los zoos no cumplen con estas premisas. La conservación e investigación solo se podrían sostener si se acogieran especies en peligro de extinción y el centro participara en programas de conservación. La educación puede llevarse a cabo sin necesidad de tener animales en cautividad.
Educar desde el respeto y la empatía es siempre una buena idea.
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Porque la desaparición de especies es una realidad. Un total de 784 especies han sido declaradas oficialmente "extintas" y 65 sobreviven únicamente gracias a programas de cría o en cautiverio. De las 40.177 especies evaluadas utilizando el criterio de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), 16.119 están listadas ahora como especies en peligro de extinción. Esto incluye uno de cada tres anfibios y un cuarto de los árboles coníferos del mundo, así como una de cada ocho aves y uno de cada cuatro mamíferos. Verdaderamente estamos delante de un panorama desolador.
Lla UICN está reconocida como la entidad con mayor autoridad para la evaluación sobre el estado global de las plantas y los animales. Achim Steiner, director general de la UICN recuerda que "los ambientalistas por sí solos no pueden salvar la biodiversidad, esta tarea debe convertirse en una responsabilidad de todos y más de quienes tienen el poder y los recursos para actuar”.
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Debe mostrarse el nombre científico y vulgar de la especie, el área de distribución, el hábitat, la estructura social, el comportamiento, la nutrición y su estado de conservación según las categorías de la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
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En los zoos solo se encuentra un 6% de las 7.000 especies en peligro de extinción. La gran mayoría de los animales de los zoológicos no pertenecen a especies amenazadas. Se les tiene en cautividad sencillamente para exhibirlos y ganar dinero.
Los proyectos de reintroducción son tremendamente complejos y delicados. Tan sólo unas 20 especies han sido reintroducidas en su hábitat natural con cierto éxito (el 80%, herbívoros) y no provenientes de zoos, sino de centros científicos de cría especialmente destinados a esta finalidad.
Aceptando que la gran mayoría de programas de cría en cautiverio no son viables ni eficaces para la conservación de las especies, los zoológicos deberían adoptar políticas de no reproducción. Deberían dedicar sus fondos y esfuerzos a conservar y proteger los hábitats naturales y sus especies.
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En estos espectáculos –delfinarios, cetrería, exhibición de aves exóticas– se refuerzan comportamientos que no forman parte del repertorio natural de las especies. Esta alteración de su patrón natural de conducta puede dificultar mucho su reintroducción en su hábitat natural. No olvidemos que una de las justificaciones de los zoos es que se dedican a la conservación de especies. Argumento que se responde en esta pregunta de la Wiki.
Además, los entrenamientos a los que se les somete para realizar estos espectáculos suelen basarse en la dominación y el control por hambre. El adiestramiento les causa un gran estrés, que se añade al que tienen solo por el hecho de vivir en cautividad.
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Se pone en riesgo tanto la vida del animal que se escapa como la de las personas que pueda encontrar a su paso, ya que muchos animales son potencialmente peligrosos. Para mantener la seguridad pública, y como no existen protocolos oficiales de captura de animales escapados, los acaban matando en vez de anestesiarlos con dardos.
Si consigue escapar, supone también un peligro para el animal, que puede no sobrevivir y fallecer por desnutrición, deshidratación, no aclimatación al nuevo hábitat, atropello, enfermedad, etc. También pueden suponer una amenaza para la fauna autóctona, por la transmisión de enfermedades, la competición por los recursos o la depredación.
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El principal argumento a considerar es el estrés que provoca a los animales el contacto directo con humanos.
Aunque no se puede olvidar el riesgo que supone la zoonosis (cualquier enfermedad infecciosa que se transmite de animales, salvajes y domésticos, a los seres humanos o de los seres humanos a los animales). Por lo que hay que prestar especial atención a las actividades para niños y niñas que incluyen contacto con animales como “toca-toca” con reptiles o aves.
Más información:
Compendio de medidas para prevenir enfermedades asociadas con animales en instalaciones públicas (en inglés). Artículo del Centers for Disease Control and Prevention (EEUU).
Animales de compañía sanos, personas sanas (en inglés). Artículo del Centers for Disease Control and Prevention (EEUU).
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Cada instalación debería estar pensada y adaptada para cubrir las necesidades de cada especie. Para tener un mínimo de bienestar, los animales necesitan que las instalaciones sean lo más naturales posibles y que se les haga enriquecimiento ambiental, tal y como estipula la Ley 31/2003, de 27 de octubre, de conservación de la fauna silvestre en los parques zoológicos.
Debería ser un hecho cotidiano que los zoológicos contrataran técnicos especialistas en la aplicación de programas de enriquecimiento ambiental. También es esencial que los animales dispongan de zonas de refugio donde puedan estar fuera de la vista de los humanos cuando lo necesiten.
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Sería mucho más eficaz financiar proyectos de conservación en los países de origen, ya que en algunos casos hay especies nacidas en cautividad que no pueden ser reintroducidas porque su hábitat natural está en peligro o ha desaparecido.
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Los zoos deberían participar en programas oficiales de cría en cautividad como el European Breeding Program (EEP) y el European Stud Book (ESB). Aunque hay que tener claro que el grado de éxito que tienen estos programas de cría en cautividad y reintroducción de especies en peligro de extinción es menor que la que promulgan muchos zoológicos.
Lo que es evidente es que la cría en cautividad y reintroducción tiene mayor probabilidad de éxito si se hace en el lugar de origen del animal, la llamada conservación in-situ.
También sería recomendable aplicar métodos para evitar la reproducción de los animales evitando así los “excedentes de población” que generan este tipo de prácticas. Tanto la WAZA como la EAZA contemplan la llamada “eutanasia de manejo” como una posible herramienta para el control de las poblaciones en los zoológicos. El sacrificio de crías o ejemplares sanos cuando las instalaciones del centro son insuficientes para mantener el bienestar de toda la comunidad también es conocido como “culling”. Lo contempla bajo el eufemismo de “reciclar estos excedentes dentro de la cadena de alimentación del zoo".
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Es complicado valorar todos los factores que pueden intervenir en el bienestar de un animal dejando de lado criterios subjetivos.
Lo que sí es indiscutible es que un animal en un zoo debería tener, como mínimo, agua y comida disponibles; un alojamiento con un ambiente adaptado para tener libertad de movimiento (correr, nadar, excavar, trepar, etc.); así como la posibilidad de desarrollar todos sus comportamientos naturales, incluída una estructura social similar a la que tendría en libertad.
Debe también disponer de atención veterinaria (incluyendo la preventiva, la más importante si tenemos en cuenta que, en muchos casos, una vez el animal enferma, poco se puede hacer para que mejore). Debe tener la posibilidad de evitar situaciones estresantes o de miedo: para ello debe haber distancia de amortiguación entre el público y los animales, barreras visuales y que el animal puede esconderse de la vista de los humanos.
Estos cinco principios están basados en las Cinco libertades desarrolladas por el Farm Animal Welfare Council (UK) en 1979.
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